Por Sebastián Casabé
La relación que existe entre la temperatura y ciertas bebidas me resulta, al menos, un tanto curiosa. Pongamos el ejemplo de la cerveza: sería inadmisible tomarla caliente, ¿verdad? Con las gaseosas nos pasa algo similar. Naturales, jamás.
Ahora bien, ¿le damos la importancia que merece el tomar un vino a la temperatura adecuada? En ésta nota voy a contarte por qué la temperatura es un factor fundamental para que puedas disfrutar de todo lo que un vino tiene para ofrecer.
Ante todo debemos saber que el vino, dentro de la botella, está en constante evolución y precisa de ciertas condiciones ambientales para su óptima conservación. La temperatura es una de ellas. El frío o calor excesivo así como también los cambios bruscos de temperatura pueden afectar seriamente al vino pudiendo, incluso, acabar con él. Ahora bien ¿a qué temperatura debe consumirse un vino? Independientemente de la variedad, los efectos negativos que produce una temperatura inadecuada son los mismos para uvas tintas o blancas. Pongamos el ejemplo de un tinto joven (vino que nace para ser consumido al poco tiempo de haber sido embotellado) éstos deben ser servidos entre 14 y 16 grados ¿qué sucede cuando es consumido a una temperatura por debajo de lo aconsejado?
“El vino, dentro de la botella,
está en constante evolución y precisa de ciertas condiciones ambientales para su óptima conservación.”
El vino se apaga. Si uno intentase reconocer los aromas que desprende, sería inútil. El frío juega un papel decisivo a la hora de adormecer al vino. El alcohol se atenúa y los taninos se vuelven ásperos. ¿Sintieron alguna vez esa sensación de sequedad alrededor de las encías que dejan ciertos tintos? Con el frío se acentuará en demasía.¿Y cuando la temperatura es superior a la aconsejada? El alcohol estaría tan presente que es posible sentir cierta causticidad (sensación de quemazón que produce el tragar ciertas bebidas alcohólicas). Con respecto a los aromas, desaparecerían con mayor velocidad ya que éstos se volatilizan a temperaturas elevadas. Hagan una prueba casera: abran un mismo vino y pruébenlo a distintas temperaturas para que puedan darse cuenta las diferencias.
Con esta información no busco que salgas corriendo a comprar una heladera para conservar los vino en forma correcta (cava). Tampoco es cuestión de volverse mañoso. Anotá estos consejos si te interesa tomar un vino a la temperatura adecuada: en días calurosos nada mejor que destapar el vino y dejarlo alrededor de media hora paradito en la puerta de la heladera. De ésta forma el vino se oxigenará mientras baja unos grados su temperatura. Si querés acelerar dicho proceso conviene envolver la botella en un repasador mojado. ¿Te olvidaste el vino en el auto? veinte minutos de freezer puede ayudar como última opción. Si estás en un restorán y te traen el vino caliente, no lo dudes: pedí una frappera con bastante hielo y cantidad suficiente de agua como para cubrir todo el cuerpo de la botella. En quince minutos tenés el vino listo para tomar. !Salud!