La Cava de Lito

La Cava de Lito

Por Sebastián Casabé

Recuerdo la alegría que sentí al entrar por primera vez a “La Cava Jufré”.
Fue hace varios años, cuando el vino y su mundo comenzaban a asomarse con más empuje en mi vida. Allí conocí a Lito y a Esther, su compañera de vida. Luego de charlas, vinos degustados y un sinfín de buenos momentos, sentí que había encontrado una nueva pasión: comunicar el vino.
“La Cava Jufré” es un espacio imperdible para todo amante del vino y en esta nota voy a contarte la historia de un lugar al cual le tengo un cariño especial.

“El vino es como
escuchar a Vivaldi.
Es sensación”

 
Un poco de historia
 
¿En qué momento y circunstancia de tu vida decidiste embarcarte en el mundo del vino?
Mirá, en mi horizonte no tenía en mente un negocio de vinos. Sí estuve vinculado desde muy joven, más por búsqueda que por necesidad,  hacia la parte “placentera” de la vida. En donde había buenos libros, vinos, música y comida, trataba de estar. El problema era que, al no tener un mango, me costaba tener acceso a esos lugares. Fue entonces cuando decidí dedicarme a la fotografía ya que, de algún modo, necesitaba entrar en el mundo del “sibarita”. Gracias a ello estuve vinculado a las fiestas sociales que me fueron acercando a distintos eventos abriéndome el camino. No recuerdo en qué momento tuve la visión de tener un lugar propio en donde me encontrase recibiendo gente y sirviendo unos vinos pero esa película la mantuve en mente durante largo tiempo. De a poco la fui desarrollando.
 
¿Cómo conseguiste éste espacio y cómo fueron los comienzos?
Éste lugar tenía una impronta afectiva importante para conmigo. Antiguamente se llamaba el “Café de los músicos” y yo, como músico que me jactaba de ser en aquella época, venía a escuchar a Salinas, que dicho sea de paso, tocaba gratis en forma regular. Se respiraba un espíritu que me atraía y, cuando lo vi en venta, de todos los modos posibles intentamos comprarlo con unos ahorros que teníamos con mi mujer.
Como todo comienzo, fue muy duro. Empezar con éste tipo de proyectos supone varios altibajos ya que al principio todo parece muy lindo pero luego la gente que te acompaña no está todos los días y es ahí cuando empezas a ver cómo te manejas. 
 
¿Cómo se transformó el “Café de los Músicos” en  “La Cava Jufré?
Fue un laburo grande. Esto estaba vacío y muy deteriorado porque, incluso, habían explotado un taller mecánico en este lugar. Imaginate la cantidad de grasa que sacamos de los pisos. Al momento de equiparlo no sólo iba restaurando cosas que me iba encontrando sino que, cuando necesitaba comprar ciertos muebles antiguos, me iba hasta San Justo, Moreno o Lujan buscando objetos que pudieran mostrar lo que quería de éste espacio. Nada del mercado de las pulgas, no había plata. Una vez equipado empecé a traer vinos. Hacíamos shows musicales y distintos espectáculos hasta que el gobernador de ese momento, quien hoy es nuestro presidente, mandó unas leyes en donde exigía mucho dinero para habilitar un lugar para hacer música. No estaba dispuesto a pagar el dineral que exigían. Ahí fue que cuándo cambié la idea de la música pero manteniendo lo del vino. Gracias a ello la Cava es lo que es hoy.
 
¿Tuviste un objetivo concreto al momento de abrirlo?
Brindarle a los consumidores vinos que no tengan mucha exposición en los mercados y que a su vez puedan tomarse por copa. Aparentemente, por lo que se comenta, éste lugar fue uno de los primeros en ofrecer ésta alternativa.
 
El vino y los consumidores
 
¿Cómo ves al consumidor actual?
Sin generalizar, los noto informados y en búsqueda de lo nuevo. Están despiertos. Reconocen, por ejemplo, que un buen Pinot Noir viene de la Patagonia, así como también saben que los Syrah Sanjuaninos y los Cabernet Sauvignon del norte, ofrecen grandes ejemplares. Por otra parte veo es el avance de las mujeres e el mundo del vino. Siento que tienen una mayor capacidad olfativa que los hombres y pueden definir con mayor facilidad las variedades que buscan. Creo que eso les abrió la puerta a muchos enólogos jóvenes para empezar a trabajar con uvas no tradicionales. Hoy en día hay varietales buenísimos. Eso habla de que el consumidor está exigiendo nuevas cosas.
 
Muchos consumidores, obsesionados por tratar de encontrar en el vino sus descriptores y sensaciones, se pierden algo más profundo ¿Qué sentís que deben entender del vino?
Todo eso hay que bajarlo un poco más a tierra. Para mí lo importante es que el vino guste. Si no gusta, vemos porqué y a otra cosa. La premisa de la casa es que si un vino no es de tu agrado, va de vuelta. No ejerzo en forma prepotente que la gente tome una botella de vino. Siempre estoy pendiente del consumidor que entra a La Cava. Quiero que pasen un buen momento. Les aconsejo que disfruten. Lo técnico va por otro lado.
 
Tú y solamente tú
 
¿Cómo te definirías?
Testarudo y muy idealista. Cuando me propongo algo no cambio.
 
¿Qué es el vino para vos?
El conductor. Podes estar con personas e incluso no entender su idioma, pero si hay un vino, no se necesita nada más. Es como escuchar un tema de Vivaldi. No hace falta hablar. Es sensación. El vino es una sensación.
 
 
 
Para conocer “La Cava Jufré” y asistir a sus degustaciones, te dejo sus datos:
Dirección: Jufré 201, CABA.
Teléfono: 011 4775-7501

 

 
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