Por Sebastián Casabé
Recuerdo la alegría que sentí al entrar por primera vez a “La Cava Jufré”.
Fue hace varios años, cuando el vino y su mundo comenzaban a asomarse con más empuje en mi vida. Allí conocí a Lito y a Esther, su compañera de vida. Luego de charlas, vinos degustados y un sinfín de buenos momentos, sentí que había encontrado una nueva pasión: comunicar el vino.
“La Cava Jufré” es un espacio imperdible para todo amante del vino y en esta nota voy a contarte la historia de un lugar al cual le tengo un cariño especial.
“El vino es como
escuchar a Vivaldi.
Es sensación”
Mirá, en mi horizonte no tenía en mente un negocio de vinos. Sí estuve vinculado desde muy joven, más por búsqueda que por necesidad, hacia la parte “placentera” de la vida. En donde había buenos libros, vinos, música y comida, trataba de estar. El problema era que, al no tener un mango, me costaba tener acceso a esos lugares. Fue entonces cuando decidí dedicarme a la fotografía ya que, de algún modo, necesitaba entrar en el mundo del “sibarita”. Gracias a ello estuve vinculado a las fiestas sociales que me fueron acercando a distintos eventos abriéndome el camino. No recuerdo en qué momento tuve la visión de tener un lugar propio en donde me encontrase recibiendo gente y sirviendo unos vinos pero esa película la mantuve en mente durante largo tiempo. De a poco la fui desarrollando.
Éste lugar tenía una impronta afectiva importante para conmigo. Antiguamente se llamaba el “Café de los músicos” y yo, como músico que me jactaba de ser en aquella época, venía a escuchar a Salinas, que dicho sea de paso, tocaba gratis en forma regular. Se respiraba un espíritu que me atraía y, cuando lo vi en venta, de todos los modos posibles intentamos comprarlo con unos ahorros que teníamos con mi mujer.
Sin generalizar, los noto informados y en búsqueda de lo nuevo. Están despiertos. Reconocen, por ejemplo, que un buen Pinot Noir viene de la Patagonia, así como también saben que los Syrah Sanjuaninos y los Cabernet Sauvignon del norte, ofrecen grandes ejemplares. Por otra parte veo es el avance de las mujeres e el mundo del vino. Siento que tienen una mayor capacidad olfativa que los hombres y pueden definir con mayor facilidad las variedades que buscan. Creo que eso les abrió la puerta a muchos enólogos jóvenes para empezar a trabajar con uvas no tradicionales. Hoy en día hay varietales buenísimos. Eso habla de que el consumidor está exigiendo nuevas cosas.Todo eso hay que bajarlo un poco más a tierra. Para mí lo importante es que el vino guste. Si no gusta, vemos porqué y a otra cosa. La premisa de la casa es que si un vino no es de tu agrado, va de vuelta. No ejerzo en forma prepotente que la gente tome una botella de vino. Siempre estoy pendiente del consumidor que entra a La Cava. Quiero que pasen un buen momento. Les aconsejo que disfruten. Lo técnico va por otro lado.
Dirección: Jufré 201, CABA.
Teléfono: 011 4775-7501


