Tenemos en nuestras manos un ejemplar que nunca probamos. La curiosidad nos invade. La atención aumenta. Nuestros sentidos nos servirán de guía. Los aromas y sabores encontrados nos llevarán por un camino el cuál, inexorablemente, culminará por definir cuán agradable resultó la experiencia de beber el vino elegido. Si nos gustó, bienvenido sea.