Por Sebastián Casabé
Asistir a una feria de vinos es mucho más que probar etiquetas; es una oportunidad para descubrir nuevas bodegas, aprender de expertos y disfrutar de un ambiente que celebra la cultura del vino. Con simples tips adecuados, la experiencia puede resultar tanto divertida como enriquecedora.
Prepararse antes del evento
Si de antemano nos preparamos mentalmente sabiendo que no vamos a poder probar todo lo que las bodegas tienen para ofrecernos, asistir a una feria de vinos puede ser una experiencia muy gratificante. No es común encontrar decenas de bodegas presentando sus líneas de vinos en un único espacio.
Ahora bien, esta propuesta, que puede ser emocionante para algunos, puede resultar abrumadora para otros si es la primera vez que asistimos. Si frente a una góndola nos mareamos porque no sabemos qué elegir ¿cómo nos manejamos en un lugar en donde podemos probar más de cien vinos? La clave es ser organizados.
Lo mejor que se puede hacer es saber qué bodegas estarán presentes ese día. Con ese dato, podemos filtrar de antemano aquellas que ya conocemos o incluso asistir sabiendo qué queremos probar.
Llegar temprano hace la diferencia
Llegar temprano es clave. Muchas veces a estos eventos asiste una enorme cantidad de personas y puede complicarnos la experiencia pelear por un lugar cerca de una propuesta atractiva. Muchas veces, estos eventos son la única oportunidad de probar vinos de alta gama que difícilmente podamos comprar fuera de la feria
Tips de convivencia
Hay ciertas pautas que debemos cumplir si queremos aprovechar al máximo el evento. Ya sea que seamos simples amantes y aficionados del vino o profesionales de la industria, debemos ser educados.
Con profesionales no me refiero a saber sobre vinos, sino a saber cómo manejarnos y comportarnos. Lo ideal sería probar un poco de vino y spitar en un recipiente. De este modo, al no tragarlo, no sufriremos el efecto del alcohol.
Por más que en las ferias nos sirvan muy poquito vino, si tragamos 25 sorbos de 25 vinos diferentes, el efecto del alcohol va a aparecer, junto con situaciones poco agradables. No todos lo saben, pero una persona con conocimiento en cata técnica puede evaluar la calidad y los parámetros del vino sin necesidad de tragarlo.
Es cierto: una gran mayoría de asistentes son aficionados, pagaron para probar el vino y no están dispuestos a descartarlo. Para ellos, dejo los siguientes consejos:
- El orden de la degustación importa. La clave es comenzar por blancos, rosados y tintos sin madera, y luego pasar lentamente a los más estructurados terminando por los dulces. Si uno arranca bebiendo vinos muy intensos, vamos a saturar rápidamente nuestras papilas. Cuando pasemos a vinos frescos y delicados, no sentiremos nada.
- Siempre, absolutamente siempre, tomar agua. El alcohol deshidrata. Si van a tragar el vino, que sea poco, tomen lentamente e intercalen con agua.
- No tengas miedo a preguntar. Se supone que quienes están representando a la bodega (muchas veces Sommeliers o incluso el propio enólogo) saben todo acerca del vino que están ofreciendo. Los momentos para sacarse las dudas son estos: aprovechá la experiencia.
- No quieras probar todo. Elegí cepas menos comunes, vinos de otros países, de pequeños autores o proyectos familiares, zonas diferentes a las tradicionales. Hay mucho por descubrir.
- Si la feria dura más de un día, aprovechalo. No está mal que vayas ambos: un día te dedicás a ciertos vinos y al otro, a lo que te faltó.
- Un espacio para hacer sociales. Si estás vinculado a la industria, podés sacar valiosos contactos.
- Último y no menos importante: respeto. Quienes trabajamos en ferias o eventos nos damos cuenta de quién quiere probar y de quién solo quiere tomar. Está perfecto que uno vaya a divertirse, pero se debe beber con responsabilidad y tener en cuenta que la gente está trabajando. Seamos siempre respetuosos.
Hasta acá, una simple guía para disfrutar de las ferias de vinos. La próxima vez que tengas oportunidad de asistir, poné en práctica estas claves y disfrutá al máximo de la experiencia.