Por Sebastián Casabé
Es sumamente interesante participar de encuentros en donde no sólo se presentan nuevas líneas de vinos sino que tras ellas se vislumbra un concepto diferente.
Anaia Wines, proyecto enoturístico integrado por Patricia Serizola, Osvaldo del Campo y Barón Molmenti nació con la intensión de acercar, a través de los sentidos, el vino a los consumidores. Al notar cuán poco explotado estaba el turismo corporativo y con deseos de explorar ese nicho, decidieron optar por Agrelo para emplazar la bodega. La calidad superlativa de los vinos que ofrece dicha región así como la cercanía a la ciudad de Mendoza y su aeropuerto fueron claves para optarla como punto estratégico.Si bien cada zona vitivinícola de nuestro país presenta características que las hace únicas, ninguna está exenta de inconvenientes. En el caso de Agrelo, las heladas son su punto débil. Como el aire que viene de la cordillera se embolsa y queda atrapado, ésta zona es conocida como “la heladera”. Incluso, bodega Chandon, desembarcó allí por encontrar una similitud con el clima que ofrece la champaña francesa. Si bien las variedades blancas gozan de buena salud en climas fríos, la cosecha 2017 se perdió por completo. Como el sistema de riego por aspersión (método por el cual se utilizan aspersores que riegan el fruto durante la helada para que el agua que cae sobre ellos se congele y forme una película que los mantenga en cero grados) es sumamente costoso (se calcula alrededor de seis mil dólares por hectárea), están desarrollando un sistema que facilite energía para calentar los viñedos usando el gas proveniente de Anchoris que se encuentra a 12 km de la bodega. De este modo buscan prescindir, en un futuro cercano, de las viejas técnicas para generar calor mediante la quema de combustible.
La finca
Con una superficie de 72 hectáreas la finca cuenta con una vasta paleta de cepajes. Héctor Durigutti, asesor enológico, explicó que los suelos son arcillosos, pesados y compactos. Una de las cualidades de la arcilla es que retiene el agua. Esto, según Durigutti, hace que el suelo pueda ser clasificado como “frío” generando, en los cepajes blancos, una destacada acidez natural. Por otro lado, las variedades de ciclo largo como la Cabernet Sauvignon o la Petit Verdot, se benefician con este tipo de suelos porque logran madurar de forma paulatina.
Innovación en bodega
Una de las novedades más interesantes que han expuesto durante el encuentro fue la creación de un nuevo método de vinificación para la cosecha 2019 de la línea Anaia. Con la idea de generar un sistema que unifique las bondades brindadas por los huevos de concreto y los Roll Fermentor, crearon el denominado “mate” (debido a su forma). Estas ánforas de 9600 litros para fermentación y crianza poseen un mecanismo basculante que permite mantener en forma selectiva el contacto de los sólidos con los líquidos evitando remontajes y trasiegos mediante la utilización de bombas. Como resultado se obtienen vinos de taninos más amables y, sobre todo, con una menor intervención del hombre durante el proceso de vinificación.
Líneas de vinos
Alejandra Martínez Audano, enóloga encargada del proyecto, ha estado presente durante el encuentro comentando los diferentes aspectos que caracterizan a las líneas presentadas.La línea Anaia, compuesta por un Sauvignon Blanc, un Viognier, un Malbec y un Cabernet Sauvignon, tuvieron diferentes procesos de vinificación. Por un lado los ejemplares blancos fueron vinificados en tanques de acero inoxidable y los tintos, cosechas 2017 y 2018, en huevos de concreto. La cosecha 2019 fue vinificada en los nuevos mates. Sólo el Viognier fue criado en barricas de roble francés de primer uso durante seis meses.La línea Gran Anaia, compuesta por un Malbec (proveniente de un parral de 40 años de antigüedad) y un Cabernet Sauvignon, fueron criados en cubas de roble francés de primer uso de 3700 y 4500 litros. Cabe destacar que las levaduras utilizadas fueron autóctonas y se prescindió del filtrado, clarificado y estabilización por frío.
Los ejemplares blancos de la línea Anaia tienen un valor sugerido de $590 mientras los tintos de $690. La línea Gran Anaia tiene un valor de $1050
Sauvignon Blanc
Ejemplar fresco. Sus aromas son elegantes y en boca tiene un paso ágil.
Viognier
Su leve paso por madera genera aromas ahumados sin ser predominantes. Lo frutal destaca así como también una mayor sensación de volumen al beberlo.
Malbec
De manual. Aromas a pimienta negra y frutos rojos. Fresco y versátil.
Cabernet Sauvignon
Muy interesante. Aromas a frutos negros con mayor madurez. Lo vegetal está presente pero no predomina. Taninos presentes. Buena estructura general.
Gran Malbec
La madera aparece. Paleta aromática interesante. Se suma lo mentolado y la estructura general es evidente.
Gran Cabernet Sauvignon
El que más llamó mi atención. Elegante en nariz. Encontramos fruta negra algo madura y aromas mentolados. Muy largo. Madera y taninos bien integrados. Me gustó notar que ningún ejemplar, independientemente de las líneas, resignó frescura. Todos generan ganas de seguir bebiendo.
Muy linda experiencia y mis felicitaciones para el equipo enológico por los interesantes ejemplares presentados.
